El agua que surte a Buenaventura sale de uno de los afluentes de la Reserva Natural San Cipriano, donde su comunidad ancestral ha aprendido a convivir con la inmensidad de selva húmeda que los rodea, creando un entorno de protección para este ecosistema, que con orgullo muestran a los visitantes.
Allí los raizales han construido todo un complejo de ecoturismo, en el que constantemente, con ayuda de las autoridades ambientales, realizan procesos de conservación ecológica para generar el menor impacto posible, sin embargo no tiene nada que envidiarle a los grandes proyectos de explotación turística, pues cuenta con todas la comodidades que el visitante requiere para su estadía.
En esta zona hay restaurantes, hoteles, guianza, y transporte en ‘brujita’, un medio creado con tablones y balineras que se desplazan a lo largo de lo que en otrora fueran los rieles de un tren, y se empuja sobre estos con ayuda de una motocicleta. En cada ‘brujita’ se pueden subir hasta nueve personas.
Allí llegamos, justamente montados en ‘brujita’, para conocer la experiencia de las mujeres que lideran los operadores turísticos de la zona, quienes fueron beneficiadas con un proyecto liderado por el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID - ACDI/VOCA y la Cámara de Comercio de Buenaventura, con el cuál fortalecieron y mejoraron la prestación de sus servicios y están listas para seguir acogiendo a los visitantes.
Mientras comíamos patacón pisao con queso salado, Marcela Angulo Valencia, coordinadora del proyecto desde la Cámara de Comercio de Buenaventura, nos comentó que para seleccionar las iniciativas “se hizo una focalización orientada hacia mujeres, jóvenes, personas víctimas del conflicto, es un proyecto de fortalecimiento tanto en habilidades blandas como en fortalecimiento de habilidades empresariales”.
La funcionaria destacó además que en San Cipriano ya hay un modelo de desarrollo autóctono, y resaltó que casi el 100 por ciento de la comunidad trabaja en las actividades relacionadas con turismo, “fusionando dos componentes, uno de desarrollo territorial que ellos tienen muy marcado y también sobre las actividades comerciales que realizan en sus negocios, entonces es un escenario muy propicio para traer el programa ‘Tour Emprende’, también hay unos apoyos a nivel departamental para seguir fortaleciendo este destino turístico y aportando a su nivel de conservación”, sostuvo Angulo Valencia.
Según la coordinadora, 80 personas se beneficiaron con la estrategia ‘Decido Ser’, mediante el cual se puede fortalecer hasta en 29 habilidades, sin embargo para esta comunidad se trabajó la comunicación efectiva, la toma de decisiones, el trabajo en equipo, la autobservación y el manejo de las emociones.
En cuanto a las habilidades empresariales Angulo Valencia destacó que se hizo fortalecimiento en áreas como mercadeo, comunicación, marketing digital, idioma extranjero, e implementación de medios de pago diferentes al efectivo, y además comentó que la ejecución de este proyecto se dio durante 11 meses.
Amalia Carabalí, una de las 36 mujeres que lideran proyectos de prestación de servicios turísticos en San Cipriano, destacó que “el proyecto llegó enhorabuena porque todos sabemos lo que pasó en la pandemia y muchos tuvimos que reinventarnos de cero, entonces para nosotros fue el momento perfecto porque luego de quedarnos inactivos 13 meses, debíamos aprovechar para no volver a repetir los errores anteriores al confinamiento”.
Carabalí sostuvo que el hecho de “encontrar un apoyo como estos donde le dicen que uno puede, que podemos empezar de nuevo y nos dan las herramientas para hacerlo, es muy valioso, aprender a respetarnos y a entender a los nuevos clientes que vendrán después de la pandemia, porque ahora nos encontramos con las ganas de emprender pero también de cuidarnos”.
Otra de las emprendedoras resaltó que el proyecto además “nos ha ayudado a fortalecer el tema social en San Cipriano, y también desde nuestros hogares tuvo un gran impacto, porque no es solamente el tema económico sino comprender que aquí hay una comunidad también”.
La beneficiaria destacó que socialmente había dificultades y diferencias entre ellas como grupo, pero luego de este proceso aprendieron a limar asperezas entre compañeras.
Flavio Carabalí, director del programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID - ACDI/VOCA, destacó que “la Cámara puso al servicio de ellos lo que sabe hacer: negocio, sector privado, finanzas, acceso a crédito y administración del negocio y aunque formalización va al final, no es una obligación de ellas hacerlo, por nuestra parte pusimos ‘Decido Ser’, donde nosotros pagamos toda la formación e hicimos la tarea de visibilización”.
Carabalí comentó además que “en este proyecto por primera vez en esta regional llegamos a un punto final de tener un apoyo con la Copa Colombia del Emprendimiento, para una entrega de insumos y dotación a los 20 emprendedores que llegaron al final de la ruta, fue una dotación por $2 millones para cada caso, un capital semilla que estos emprendedores necesitaban y que nosotros desde el programa financiamos”.
Las mujeres esperan que durante este fin e inicio de año aumente la afluencia de visitantes a la Reserva Natural San Cipriano, y de esta manera mejorar significativamente su calidad de vida aplicando lo aprendido durante el proceso con el programa.
"Encontrar un apoyo como estos donde le dicen que uno puede, que podemos empezar de nuevo y nos dan las herramientas para hacerlo es muy valioso"
Amalia Carabalí, beneficiaria del proyecto