El hecho ocurrió en el colegio Jaime Pardo Leal, en el barrio Policarpa Salavarrieta de la localidad Antonio Nariño, donde estudiaba Sofía*, quien de repente empezó a llegar a la casa sin apuntes, sin cuadernos, o en estos le aparecían dibujos obscenos.
Mientras tanto, pese a que ella le dijo a los docentes y directivos, desde el colegio ignoraron sus denuncias, hasta que un día la menor decidió contarles a sus familiares.
Los tres presuntos agresores son estudiantes del mismo salón. Según una tía de la menor, “ella contaba que la ultrajaban en los tiempos de descanso, la jalaban, que ella gritaba que no pero que en el caracol (sector del colegio ubicado en un quinto piso) nadie la escuchaba. Ella aseguró que le dijo al coordinador y que él le respondió que no podía hacer nada porque todos eran menores de edad. La niña le dijo en varias ocasiones que, por favor, los sacara del colegio, pero nunca la escucharon”.
Este caso es uno más sobre violencia sexual en colegios de la ciudad de Bogotá, y que con corte al 18 de marzo de 2022 la Secretaría de Educación tenía registros de 163 hechos en instituciones educativas distritales, cometidas por servidores de la entidad. De ellos, al 1 de marzo se tenían 154 procesos disciplinarios activos.
Según Edna Bonilla, secretaria distrital de Educación, la entidad ya está al tanto de la situación de la nueva denuncia y que se activaron los protocolos para estos casos. “Prevenir y darles celeridad a los casos de violencia sexual en los colegios es una prioridad”, afirmó.
Durante la primera semana de mayo la Personería destituyó e inhabilitó por 11, 12 y 15 años a tres docentes de colegios distritales por conductas de actos sexuales diversos del acceso carnal con persona menor de 14 años. Pero este flagelo parece no acabar. El caso de Sofía así lo muestra.
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Respecto al tema, la tía de Sofía comentó que “ella entró a estudiar una semana después que sus compañeros. Suelo ayudarla con sus tareas, más cuando la pasaron de quinto a sexto, que solo es jornada de tarde en ese plantel”
Según el relato de su familiar, “nos sorprendimos cuando en una de sus hojas vimos pintado un pene y groserías. Inmediatamente le dije a mi hermana que no era normal que sus compañeros le pintaran esas cosas a Sofía en sus cuadernos”.
Otro detalle que destacó la tía de la menor, es que a inicio de año, como es habitual, sus padres le compraron todo lo necesario para sus clases y comenzaron a llevarla a estudiar.
Pero el pasado 5 de mayo de 2022, cuando la tía de Sofía le ayudaba con una tarea se dio cuenta de que, otra vez, su sobrina le aseguraba que no tenía cuadernos. “Le dije que me trajera sus útiles y, cuando los revisé, en el cuaderno de matemáticas solo había dibujos obscenos que le pintaban sus compañeros. Fuimos y hablamos con un coordinador mientras otros estudiantes miraban a la niña y se burlaban”.
“Pero, al transcurrir un mes de su entrada, ella llegaba sin apuntes a la casa. Yo le preguntaba que entonces para qué iba si no tomaba notas. Inocentemente la regañábamos y ella solo nos decía que no alcanzaba a copiar”, dijo la familiar.
Ante los rayones en sus cuadernos y los comportamientos de la niña, la familia comenzó a preguntarle qué pasaba, el por qué de esas agresiones con sus implementos de estudio, pero la estudiante guardaba silencio, aunque sus ojos reflejaban terror. “Ellos me molestan, me rompen los cuadernos, las hojas”, fue lo único que reveló en esa oportunidad, pero por lo demás permanecía en silencio.
Días después los acudientes de la estudiante fueron citados al colegio por la pérdida de unos libros, ya que estaban culpando a la menor. “Mi hermana (madre de la menor) fue enfurecida. Defendió a la niña y dijo que ella era la que se venía quejando de matoneo y de las actitudes de un niño que le hacía tocamientos a ella y a otra estudiante. En el colegio dijeron que le iban a hacer seguimiento a la queja y a activar un código especial para estos casos, pero nada más pasó”.
Aquél día, cuando Sofía salió de clases y llegaron sus acudientes a recogerla la niña se doblaba del dolor. “Le decía a su mamá que se había caído pero el sábado yo me fui a donde mi hermana y me puse a hablar con la niña porque estaba muy agresiva y no quería ir más a colegio. Yo sabía que algo le estaba pasando”.
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Ante la preocupación de sus familiares, la estudiante accedió a narrar todo lo que le había pasado. “Ella tocó su rostro y me dijo:’ sí tía. Tres niños de mi salón me suben al caracol, al quinto piso de mi colegio, me tiran al piso y se me suben encima mientras los otros vigilan. Se turnan para hacerme lo mismo’”.
“Nos sentimos tan indignadas que mi hermana, llorando, llevó a la niña a Medicina Legal el sábado 7 de mayo. Había sido abusada. Desde donde le pasarán un informe a la Fiscalía General de la Nación”, dijo la tía de la menor.
La estudiante fue llevada al Policlínico del Olaya y allí la vieron varios médicos y psicólogos. “Le confirmaron a mi hermana que la niña sí venía siendo abusada de forma constante desde hace cuatro meses y que había nombrado a cuatro estudiantes. Quedamos destrozados. Hubo acceso carnal violento, están descartando embarazo y enfermedades de transmisión sexual”.
Mientras tanto, las directivas del colegio les reclamaron a los familiares que por qué habían dado aviso a los medios primero. “Es el colmo. Ella avisó y la ignoraron. Es más, sus compañeros siguen estudiando en el mismo salón”. La familia espera el dictamen de Medicinal Legal en físico y los informes médicos completos para radicarlos junto con la denuncia ante las autoridades pertinentes.
Mientras tanto, desde la Secretaría de Educación aseguró este lunes a través de un comunicado que "En este caso particular, los familiares de la niña se acercaron a la institución educativa el viernes 6 de mayo para dar la alerta sobre lo que venía ocurriendo con su hija, sin embargo, esta alerta se da por hostigamiento escolar y NO por violencia sexual (...) La familia comprende la complejidad de lo ocurrido el día sábado 7 de mayo, dado que la niña les comenta lo sucedido e identifican que se trata de una violencia sexual y actúan de manera oportuna, dirigiéndose a la Fiscalía y de allí al centro médico donde se encuentra hospitalizada. Una vez se conoce la situación, el colegio procede con la identificación de los presuntos ofensores y entabla comunicación con las familias para activar los protocolos."
Tomado de la nota ‘Mi sobrina fue abusada por sus propios compañeros de clase’, publicada en la página web del diario El Tiempo, y escrita por Carol Malaver.
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