Bañada en sangre, tras la gravedad de sus heridas, una mujer quedó tirada en plena carretera de la vereda Santa Cruz, de El Colegio, Cundinamarca, luego de que su pareja sentimental, al parecer, la agrediera en varias ocasiones.
Primero, Mario Alfonso Gil Gómez habría tomado un cuchillo con el que le habría dado tres puñaladas, y tras dañársele, soltó el cuchillo y presuntamente la atacó con un machete que tenía cerca, el cual le dejó heridas a la víctima en el ojo, la cara y la pierna derecha, que fueron atendidas en un hospital del municipio.
“Me pegó cuatro machetazos. (...) Bañada en sangre, le suplicaba que no me pegara más”, relató la fiscal que asumió la investigación tras escuchar el relato de la mujer, quien terminó con un incapacidad médica de 50 días y con dos dedos amputados tras el episodio.
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El caso se presentó en la medianoche del 17 de junio, en zona rural de El Colegio, y después de meses de investigación la Fiscalía ya tiene listo el escrito de acusación con el cual pretende llamar a juicio a Mario Alfonso Gil, capturado en Bogotá en septiembre.
El delito que en un principio le iban a imputar era violencia intrafamiliar, pues se tomó como un acto que se habría dado en medio de la relación sentimental que tenían. Sin embargo, el testimonio de la víctima, así como el dictamen que dio Medicina Legal tras valorar sus heridas, llevó a la fiscal del caso a endilgarle el delito de feminicidio agravado en grado de tentativa.
La judicialización
La captura de Gil Gómez, de 26 años de edad y quien se presentó como habitante de calle y reciclador, se produjo el 25 de septiembre a la 1:10 de la tarde en un barrio de Bogotá.
A esta se llegó tras una inspección realizada por patrulleros de la zona, quienes de inmediato se lo llevaron hasta la URI de Kennedy para esclarecer sus antecedentes judiciales. Ahí fue cuando se dieron cuenta de que había una orden de captura desde el 29 de julio, por lo que iniciaron los trámites respectivos para presentarlo ante un juez de control de garantías.
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Un día después le imputaron cargos, no sin antes conseguirle un abogado de oficio que empezó a asesorarlo para leerle sus derechos, como la presunción de inocencia.
Instalada la sesión, ante un Juzgado Promiscuo de El Colegio, la fiscal narró los hechos en los que dijo que Mario Alfonso Gil casi mata con las dos armas cortopunzantes a su entonces pareja sentimental.
Así lo describió tras leer la historia clínica que le elaboró una doctora luego de examinarle las heridas. De hecho, de no ser porque vecinos de la zona y una ambulancia la auxiliaron tras verla tendida en la carretera, según el informe, la víctima habría muerto.
Tras estabilizarla, ella pudo contar qué pasó ese 17 de junio. Todo, al parecer, comenzó con una discusión en la que le manifestó a Mario que no quería vivir más con él, pues ya no lo quería y no le ayudaba en sus cosas, a lo que él reaccionó diciendo "que si no era para él, no era para nadie". Luego de ello vinieron las agresiones con sevicia y superioridad que le señalan las autoridades.
'La primera vez me pegó una patada'
La segunda vez empezó a ahorcarme; como pude, me solté y él cogió una roca que me hizo tres huecos en mi cabeza. Se señala su frente y en ella, quien la acompañaba, ve una cicatriz.
En la audiencia de imputación de cargos hubo un momento en el que el procesado le dijo al juez que en el momento de su captura a él no le habían dicho por qué estaba en esa situación, y que tampoco sabía leer muy bien como para verificar los papeles que firmó.
Luego de la intervención del juez para verificar lo sucedido, finalmente la diligencia continuó, y en ella la fiscal expuso que la víctima narró que esta no era la primera vez que fue atacada por su pareja. Antes la había agredido tanto de manera física como verbal y psicológicamente en Bogotá.
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"La primera vez me pegó una patada y un puntazo en mi mano izquierda en el barrio El Bosque, de Bogotá. Y la segunda vez empezó a ahorcarme; como pude, me solté y él cogió una roca que me hizo tres huecos en mi cabeza. Se señala su frente y en ella, quien la acompañaba, ve una cicatriz", leyó la fiscal en la audiencia, valiéndose del testimonio que le había dado la víctima.
Posterior a ello, la representante del ente acusador expuso que la pena para el procesado podría ir, en caso de ser hallado culpable en un juicio, desde 20 a 37,5 años de cárcel, lo cual sería distinto si se acogiera a los cargos. Fue entonces cuando el juez tomó la palabra, le concedió unos minutos a Mario para que hablara con su abogado, y le preguntó si aceptaba los cargos señalados, a lo que él contestó: "No acepto".
La Fiscalía solicitó la medida de aseguramiento intramural mientras sigue el curso del proceso, y esta fue aceptada por el despacho, por lo que el presunto agresor fue trasladado a la cárcel La Modelo, de Bogotá, donde esperará que se programe la audiencia de acusación en su contra.
En las anotaciones judiciales a este hombre le aparecen dos procesos penales vigentes. El primero, por homicidio doloso hace dos años; y el otro es por el delito de lesiones personales contra su papá, el cual está en etapa de juicio.
Carlos Alberto López Benavides
Para EL TIEMPO
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