El ritual de lavarse las manos se ha vuelto aún más importante a raíz de la pandemia, pero ¿sí se aplica antes y después de tener sexo?
Aunque pueda resultar incómodo el hecho de preguntarle al compañero o compañera sexual si se lavó las manos, los sexólogos insisten en que esto es fundamental en las relaciones íntimas.
Con este sencillo paso se puede evitar, por ejemplo, una candidiasis, que es una infección genital causada por un hongo.
En entrevista con BBC Mundo, la psicóloga y sexóloga Thamara Martínez Farinós, comentó que “la limpieza de las manos, la boca y los dientes es vital, pues estos órganos suelen intervenir durante la relación sexual".
Pero ¿Por qué es bueno que le dediquemos tanto tiempo y esfuerzo a la higiene en el sexo?
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Aunque el aseo de las manos es fundamental, la higiene de los genitales es muy importante, y aquí no sirve un "lavado rápido", aclaró la experta.
"La higiene sexual tiene una importancia primordial, puesto que puede poner freno a las infecciones de transmisión sexual (ITS)", dijo a BBC Mundo Vicente Briet, psicólogo clínico y especialista en sexología.
El director del Centro Clínico Vicente Briet, quien además es responsable del área de sexología de la Universidad de Alicante, España, considera que la higiene es"un potente afrodisíaco y un estimulador de la libido".
Briet añadió que "el cultivo de la erótica comienza en la importancia que concedemos al cuidado de nuestro cuerpo y la atención que prestamos a nuestra higiene sexual y personal".
¿Cómo poner en práctica la higiene sexual?
En los hombres
Con ayuda del servicio público de salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés), le contamos cómo deben asearse correctamente sus zonas íntimas los hombres y las mujeres.
Para los hombres, los médicos recomiendan lavar el pene con agua tibia todos los días al ducharse o bañarse, principalmente en la zona bajo el prepucio, esto para evitar que se acumule esmegma, un agente antibacteriano que actúa también como lubricante.
"El principal tratamiento que hay contra el esmegma se basa en un buen cuidado de la higiene del pene", dijo el doctor Briet.
Si el esmegma se acumula, puede empezar a producir mal olor, y convertirse en el entorno ideal para la reproducción de bacterias.
Si se reproducen las bacterias, se da un enrojecimiento e hinchazón de la cabeza del pene, lo que recibe el nombre de balanitis.
"Es muy sorprendente la cantidad de hombres que no se lavan bajo el prepucio. No solamente suelen experimentar complicaciones derivadas de una mala higiene, sino que además resulta muy desagradable para su pareja sexual", escribió en la web del NHS Patrick French, médico especialista en salud sexual.
Briet está de acuerdo, y además agregó que “la higiene íntima masculina no siempre recibe la atención que merece".
"Ya sea por falta de información o por desconocimiento, algunos hombres cometen el error de no lavar adecuadamente sus genitales, a pesar de las consecuencias negativas que esto puede acarrear: malos olores, molestias e infecciones", le dijo a BBC Mundo.
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Además indicó que “la región genital del hombre es propicia para la aparición de infecciones y otros problemas urológicos".
"Ya no solo porque a través de ella expulsamos orina y semen, cuya acumulación puede producir infecciones, sino porque se trata de piel especialmente sensible al roce", agregó Briet.
"Y a todo eso se añade que en ella acumulamos sudor, lo que facilita la proliferación de bacterias y hongos si no se lava diariamente".
El NHS desaconseja utilizar demasiado jabón y geles de ducha; el agua tibia es suficiente.
Sin embargo, si se usa jabón debe ser uno "suave o no perfumado para reducir el riesgo de irritación cutánea".
Briet dijo además que no basta con limpiar la superficie del pene, sino que hace falta retraer el prepucio para que el agua y el jabón también actúen en la zona del glande.
"Sobre todo en aquellas partes del pene más ocultas por los pliegues o el frenillo es conveniente utilizar un jabón neutro para limpiar los órganos sexuales y aclarar con mucha agua".
Para las mujeres
Los expertos en salud sexual coinciden en que hay desinformación en cuanto al adecuado cuidado de la zona íntima en las mujeres, a pesar de que la enorme industria se dedica a la "higiene vaginal".
"La vagina está diseñada para mantenerse limpia con la ayuda de secreciones naturales (flujo vaginal). No necesita ni duchas ni toallitas vaginales", según el portal web del NHS.
"Hay muchas bacterias dentro de la vagina que están ahí para protegerla", se añade en la página.
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Inclusive muchos sexólogos consideran esos productos no solo innecesarios, sino peligrosos.
"La vulva (la parte externa de los genitales femeninos) sí puede limpiarse con jabones y productos especializados para el área", comenta Thamara Martínez.
"Aun así, dependiendo de las personas, pueden causar irritación y aumentar el riesgo de infecciones. Lo que yo recomiendo es lavarse con agua al menos una vez al día".
En cuanto a la parte interna, la sexóloga no recomienda las duchas vaginales, ya que para ella "los riesgos son muchos más que los beneficios que ofrecen, por lo que nosotras recomendamos no usarlas".
Posibles riesgos o reacciones adversas de las duchas vaginales:
Cambios en el PH (el potencial de hidrógeno de la piel)
Ardor y comezón
Disminución del moco cervical (que es el encargado de lubricar la vagina)
Reacciones alérgicas
Incrementar el riesgo a desarrollar infecciones
Complicaciones que pueden surgir durante el embarazo, como aumentar el riesgo de parto prematuro
"Nuestro cuerpo es tan sabio que él mismo sabe cómo mantener su higiene interna", concluyó la experta.
Briet, por su parte, dijo que, aunque existen cremas hidratantes o reparadoras para combatir la irritación o los picores en la zona íntima femenina, "lo que se debe evitar son esas tendencias inútiles de perfumar tus partes con desodorantes, colonias o jabones con olores que ocasionan irritación de la piel, y la hacen más vulnerable frente a posibles agresiones bacterianas".
Briet también desaconseja las duchas vaginales o el uso de toallas higiénicas perfumadas.
"La vagina normalmente se limpia por sí misma. Las paredes producen su propio fluido que transporta las células muertas y otros microorganismos fuera del organismo", aclaró.
"Y se debe extremar el cuidado íntimo en los días de la menstruación", concluyó.
Cuidados para hombres y mujeres
Orinar después de tener relaciones sexuales es un consejo de los sexólogos tanto para hombres como para mujeres.
"Orinar después de tus relaciones sexuales es de las mejores medidas para evitar contraer infecciones indeseadas, ya sea en forma de microbio, bacteria o secreción", dijo Martínez.
"Ir al baño al terminar tus relaciones sexuales ayuda a expulsar todo lo que haya surgido, así se depura y se evita que llegue a órganos sensibles como la vejiga", explicó.
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"Y orinar antes es de vital importancia, principalmente para tener relaciones satisfactorias y no tener sensaciones incómodas".
Briet añadió que esta práctica es "un buen preventivo de algunas infecciones del tracto urinario, pero no de todas".
El sexólogo recomendó orinar "inmediatamente después de mantener relaciones sexuales" para protegernos de enfermedades, y reducir las posibilidades de contraer una infección.
"De hecho, se ha demostrado que no hacerlo es una de las causas más comunes de las infecciones en las vías urinarias", agregó.
Según el experto, las mujeres son más propensas a padecer este tipo de infecciones y deben acostumbrarse a orinar antes de que transcurran 15 minutos desde la penetración.
Una investigación que publicó The Journal of Family Practice (2002) dice que las mujeres sanas que orinan en los 15 minutos posteriores a la relación sexual, pueden ser ligeramente menos propensas a desarrollar una infección del tracto urinario que aquellas que no lo hacen.
"Aunque aparentemente no hay una razón médica para ir directo a la ducha o el bidé después del sexo, sigue resultando saludable tener en mente un protocolo posterior a las relaciones sexuales", concluyó Briet.
Principales recomendaciones:
El aseo diario de los genitales con agua.
La limpieza de las manos, la boca y los dientes.
Usar ropa interior limpia y a ser posible que no sea de telas sintéticas (de algodón).
Consultar al médico y realizar los exámenes de rutina una vez al año.
Autoexplorarse mediante la observación directa y la palpación para identificar si hay cambios en la forma, coloración, secreciones, tamaño y/o textura.
Uso de preservativo durante la relación sexual.
Si se opta por el sexo anal, se deberá evitar introducir el pene en el ano y posteriormente en la vagina, pues esto favorece el desarrollo de infecciones.
Rasurar todo el vello púbico no es recomendable, pues el vello suele ser una protección para los genitales, lo mejor es recortarlo, pero no eliminarlo por completo.
Fuente: Thamara Martínez Farinós, psicóloga y sexóloga del Instituto Espill