Esta es la historia de un hombre de 34 años quien, desde que tuvo una relación con una docente suya a los 17 años, y al verse manipulado para seguir con ella, no volvió a ser el mismo. Hoy los diferentes casos de abuso ocurridos en colegios de Bogotá lo motivaron a hablar.
*Fabián (nombre cambiado por petición suya) le contó a EL TIEMPO que todo empezó cuando desarrollò sentimientos por una maestra que tenía más de 30 años: “Yo estaba en un grupo que colaboraba con toda las actividades culturales, que el día del Idioma, que el día del Profesor, todo eso, y pues ahí nos conocimos. Ella era muy atractiva. Me rayó la cabeza hasta tal punto que yo no podía dormir o comer”.
Es por eso que decidió hablarle para explicar la situación, después de no recibir ayuda de la psicóloga y los sacerdotes del colegio. Para su sorpresa la respuesta de la mujer fue que “eso era normal” y que podía desahogarse con ella.
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Después vinieron mensajes de texto, llamadas y hasta una salida al cine: “Me daba besos, me chupaba los dedos de las manos. Yo entré en shock porque sabía que eso no era normal. Para otras personas de mi edad este sería el sueño de cualquier graduando, pero ese es un pensamiento machista. Yo no entendía, no me sentía bien”.
Cuando intentó alejarse no fue posible porque la docente insistía en saber qué le pasaba y hasta le contó que sus colegas ya sabían de la relación y le habían dicho: “Cómase a ese chino y ya”.
Según el relato de *Fabián, lo llevó a un motel, tuvo su primera experiencia sexual con ella y luego esas citas se hicieron frecuentes. “Yo sé que mucha gente va a decir: nadie lo estaba obligando. Pero yo parecía un autómata”, afirma.
Poco a poco más gente se enteró y fue confrontado incluso por otra profesora, así que ya desesperado acudió a su madre para contarle, pero no sirvió de nada: “Cuando le conté solo me respondió que ella no se iba a meter en eso y que yo ya estaba grande para solucionar mis problemas”.
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Las consecuencias físicas y mentales eran cada vez más evidentes, y el joven se sentía manipulado. Sin embargo, ni siquiera el vicerrector del colegio lo acompañó en el proceso.
Al parecer, no se les renovó el contrato ni a la docente ni a sus amigas, pero más allá de eso no ocurrió algo más y la salud de *Fabián quedó en segundo plano.
A día de hoy, él asegura que comparte su historia para que ningún otro joven pase por algo similar: “Vivir solo una experiencia de estas en la juventud es grave en la vida de una persona. Yo quisiera oprimir un botón y olvidarme de esa época, pero eso es imposible”.
Así mismo, todavía ve las secuelas en su personalidad: es un hombre retraído, a quien le cuesta confiar y socializar.